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viernes, 27 de abril de 2012

lunes, 9 de abril de 2012

¿ PORQUE UN NUEVO PARTIDO ?


¿ Porque nosostros ? porque los argentinos bien nacidos están hartos de la política marketinera, no quieren oír hablar de politica ni de promesas una vez cada cuatro años. Todo un pueblo ha sido burlado desde el comienzo de la democracia por los partidos y los políticos, independientemente de las ideas. El MNP es la expresión política de nuestro movimiento que no tiene vínculos con otros partidos y movimientos del sistema partidocrático, los cuales actúan como "clanes" disgregando a la sociedad, partiendola por la mitad y alimentando el caos social.
El MNP se define por hechos más que palabras. No va por allí mendigando votos para hacer promesas que nunca se cumplirán. No va a prometer más empleo, más fábricas, productos a bajo precio, etc. Está aquí para hacer acto de Justicia.
Se apoya en la unidad del pueblo argentino. No son la solución los partidos e ideologías de izquierdas o derechas, por muy perfectas que estas sean. Pretende construir un país desarrollado con gente de honestidad y que esta pueda ser dueña de su propio país.
Valora la honestidad y el honor, no el ultraje y la corrupción. Cuando desde el Estado se articula políticas de bienestar regalando planes sociales, asignaciones por hijo y demás, se consigue aumentar la corrupción y la pereza. Observe a la gente en las calles, muchos se actúan de manera indiferente, muchos piensan en como aumentar sus ganancias, y muchos son los delincuentes, ¿no es así como actúa el gobierno?. 

No piensa al Estado como una vía para obtener poder y ambición.
No se queda en un edificio de lujo, detrás de un escritorio o en una mesa de café, el MNP detesta con firmeza estas actitudes burguesas y poco valientes. 

Sabe bien de problemas y le da la cara todos los días, mientras que otros viven en villas privadas y conduciendo vehículos importados gozando de sueldos y jubilaciones de privilegio.
Al igual que el resto de los argentinos verdaderos, esta harto del circo político, así que es hora de demostrar lo que se ha aprendido en todo este tiempo. Fundar un nuevo partido no es fácil, es muy duro tener todos los días hacer campañas, recogidas de firmas y adhesiones.
Usted no debe ser un indiferente más , porque el futuro de su país, su nación, su familia es el MNP. Ud. no debe ser un espectador. Involúcrese en las campañas de registro. Difunda MNP, comience con familiares y amigos, compañeros de trabajo, familiares y ciudadanos de todas las edades. Con sólo involucrarse podemos ganarle a la clase dirigente corrupta.
Argentina necesita de Hombres y Mujeres con audacia y pocas palabras.
Esta es nuestra prédica.

domingo, 8 de abril de 2012

LA OPORTUNIDAD DEL NUNCA JAMÁS

Existe un aspecto sobre la Batalla de Malvinas, que no observo, se haya abordado con el debido esmero e imaginación, por quienes han recordado este nuevo aniversario del desembarco en nuestro Archipiélago.
El 2 de abril de 1982, debe ser estimatizado por algo más que el aspecto militar de la recuperación física y por desgracia transitoria de las Islas.
Ya que en esa fecha, por vez primera desde el 25 de mayo de 1810, el Pueblo se nucleó en la Plaza de Mayo, sin banderas ni consignas partidarias, peronistas, radicales e incluso bolches, sino con banderas celestes y blancas, sin los rostros de Perón, Evita, Guevara y Tupac Amarú.
Galtieri, que era un mero borracho de almacén, desperdició esa gesta irrepetible, para utilizar clichés sin trascendencia histórica.
Sus arengas vacías de contenido alguno, podría haberlas respaldado con un triunfalismo más corpóreo, si la operación, se hubiese planificado para la primavera de ese año, o incluso del anterior.
Con una pizca más de estrategia clásica, el gobierno de facto, nos hubiese librado de todo este hato de demócratas, que desde hace treinta años, se han esmerado en posicionarnos en este absurdo escenario mendicante, sin reservas petroleras, ni gasíferas, ni monetarias y menos aún morales.
Con esta Argentina desmilitarizada por sus propios Comandantes, que traicionaron todos los juramentos que a voz en cuello hicieron cuando sus épocas de cadetes.
Los estigmas de este "republicanismo bananero", con los gays a punto de catapultarse al poder absoluto, el desgobierno, la desidia judicial, la mofa legislativa y su contracara, ergo una ciudadanía inconexa, conforme transcurren los años, me convenzo más que los propios Milicos, con su cadena ininterrumpida de yerros, han sido los autores intelectuales de otro desembarco, pero hacia las Arcas del Tesoro Nacional, por los Alfonsín, los Menem, los De la Rúa, los Duhalde y estos malandrines de turno, vulgares okupas del lupanar conocido como la Casa Rosada.
Que podrían no haber existido si incluso, en la antesala de la derrota, como hicieron los alemanes, entre fines de 1944 y principiode 1945, hubiesen fusilado a todos los montoneros y erpianos que se mantenían detenidos y/o podían ser recapturados, junto a los popes de la CGT de entonces como Ubaldini, Lorenzo Miguel y otros de su calaña, que fueron los mentores y progenitores "de estos Impresentables Gordos", los Pedraza, los Moyano y el resto de la corporación síndico/mafiosa del gremialismo vernáculo.
Obvio es que renunciaron a asimilarse a quienes optaron por el canto del cisne germánico, que enfrentaron con gallardía ese simulacro judicial y a la antesala del cadalso en el "carnaval de Nuremberg".
Se rindieron sin pudor y con la inconcecible autoverguenza, sin alegar acerca del debido cumplimiento del deber, por haber aniquilado a la subversión.
No es difícil arribar a esta ascéptica conjunción, si adicionamos la pasión de estos "populismos de bajo costo", que también hicieron su invaluable aporte para el tramado de este guiso; de esta inmensa "ola de grillos" cuyos ingredientes han sido y son los conspicuos referentes de este "radicalismo peronista". esto es, el más siniestro y mediocre aquelarre ideológico del que los años por venir se encargarán de señalar, como el génesis del derrumbe de toda una Nación, otrora admirada por toda la Hispanoamérica.
Infortunadamente para mis anhelos, mientras esta mentalidad anodino/morbosa, gobierne el inconsciente colectivo, incluyéndo a los que dicen ser intelectuales, que como decía Jorge Luis Borges, no sé porque se autotitulan así, solo podremos recordar en esta historia nuestra, tan rica en adversidades, ironías y sarcasmo, aquél día como
LA OPRTUNIDAD DEL NUNCA JAMÁS.

Atentamente Carlos Belgrano.-

lunes, 2 de abril de 2012

DECLARACIÓN DEL CENTRO EVOLIANO DE AMÉRICA EN ARGENTINA AL CUMPLIRSE LOS 30 AÑOS DE LA HEROICA GUERRA DE MALVINAS

Hoy 2 de abril de 2012 se cumplen 30 años del acontecimiento más importante vivido por la Argentina en el siglo XX.

Tras una historia signada por sucesivas claudicaciones ante Gran Bretaña y su herencia cultural, los EEUU, por primera vez, luego de la Vuelta de Obligado, la Argentina decidió hacer frente a su prepotencia tomando la sana decisión de recuperar un territorio que nos había sido usurpado por la fuerza.

Tal como hemos sostenido varias veces, la guerra contra Gran Bretaña se justificaba no solamente por la recuperación de ese espacio geográfico, sino en modo principal por la intromisión incesante de tal nación y cultura en el seno de nuestra historia habiendo sido la responsable principal de todos los fenómenos en que se ha expresado nuestra actual decadencia, tales como el protestantismo, el consumismo, la democracia, el relajamiento de la totalidad de nuestras costumbres y las distintas formas de corrupción hoy vigentes.
Ante tales anomalías sólo una guerra, una guerra total, era el medio para liberarnos de las mismas y desde esa óptica es que nuestro apoyo a tal contienda ha sido, es y será siempre incondicional.
Discrepando en un todo con las campañas implementadas actualmente en contra de tal gesta nosotros consideramos que
fue oportuna la decisión de recuperar las islas en abril de 1982 puesto que en ese entonces simultáneamente con haber contado nuestras fuerzas armadas con un importante equipamiento militar que no se tiene en cambio en la actualidad, las islas se encontraban desprotegidas y con una guarnición militar inglesa que no llegaba al centenar.
Desde tal óptica es que nosotros nos oponemos a las diferentes manifestaciones políticas y culturales en que se divide la izquierda que hoy debate respecto de que si nos corresponden o no suficientes derechos sobre las Malvinas y si hay que seducir o bloquear a los kelpers. Y al respecto nos queremos reír sonoramente de los distintos ‘logros diplomáticos’ obtenidos por la Argentina en todos estos años, pasando por las múltiples intimaciones efectuadas al Reino Unido de que debe dialogar con nuestro país sobre la soberanía de las islas. La reciente acotación efectuada por su ministro de Relaciones Exteriores respecto de que la Argentina no ha comprado un solo avión militar desde 1982 son más que sugestivas. Nuestros gobernantes burgueses y de izquierda, acostumbrados como están a los distintos enjuiciamientos de militares por derechos humanos ignoran una verdad esencial y es que
solamente la victoria es la que otorga derechos. Y esto les debería resultar claro por la circunstancia interna que vivimos. Si ellos hoy han logrado el encarcelamiento de los diferentes militares del Proceso ello es porque las fuerzas armadas argentinas fueron vencidas en la Guerra de Malvinas y no porque los ampararan ‘derechos’. De la misma manera que ni Obama ni Bush, asesinos y torturadores seriales, responsables de matanzas de centenares de miles de personas en el mundo entero, en tanto no fueron aun derrotados, por lo tanto tampoco padecen actualmente enjuiciamiento de tribunal alguno, sino paradojalmente hasta uno de ellos ha recibido el premio Nobel.

Por lo dicho es que consideramos que la Argentina solamente podrá recuperar las islas Malvinas RECONQUISTANDOLAS y que tal epopeya será solidaria con la reconquista de nuestra nación.
Pero si bien es dable tener en cuenta la implícita recomendación del ministro inglés en el sentido de que debemos gastar más dinero en armas y menos en políticos corruptos y charlatanes, también es cierto que previamente a ello es indispensable una revisión histórica respecto de los motivos por los cuales hemos perdido esa guerra arribando al actual estado de postración y decadencia extrema en el que nos encontramos.

Es desde tal problemática que nosotros asumimos una postura severamente crítica en relación al accionar militar y a la doctrina bélica que inspiró a nuestros militares en tal contienda y queremos arrimar aquí los presupuestos doctrinarios necesarios para superar tal situación a fin de que no llegue a considerarse que todo se resolverá solamente con un mayor presupuesto militar, del mismo modo que debemos rehuir de la actitud conformista de que la guerra se perdió por culpa del azar.

El nacionalismo que informó a la Argentina durante todos estos años ha sido lamentablemente güelfo y por lo tanto sometido a la política Vaticana. El mismo consistió en considerar que, al estar en ese entonces el mundo dividido entre dos bloques y al ser el comunismo ateo el enemigo principal, debíamos considerar al occidente como nuestro aliado. Y esto es lo que explica que en las dos guerras que llevaron a cabo nuestras Fuerzas Armadas en contra de la subversión marxista primero y en contra del imperio británico después, mientras que la primera fue total arribándose incluso a extremos tales como la apelación a procedimientos ilegales, la segunda en cambio fue limitada y parcial. Así pues, si por un lado se consideró que los EEUU iban a terciar en nuestro favor durante la guerra y que Inglaterra no iba a mandarnos una flota, por considerarnos ‘aliados’, cuando tales cosas no se cumplieron, entonces, salvo algunas muy dignas excepciones, el mando militar, en tanto no consideró a Gran Bretaña como el verdadero enemigo, se rindió de manera humillante, en algunos casos hasta sin pelear. Al respecto se acaba de saber ahora, tras la revelación del informe Rattenbach, que nuestras Fuerzas Armadas, a pesar de que Inglaterra había invadido una sola de las islas, se rindieron en la totalidad de ellas y hasta entregaron todo su equipamiento militar en forma precipitada sin haberlo previamente destruido. Así como también se dieron casos puntuales de oficiales que se rindieron sin pelear o con más de los dos tercios de su munición si usar. Esto se asocia a la nefasta intervención de la Iglesia católica durante la guerra sea en sus jerarquías, como en el mismo Papa, pidiendo incesantemente la paz, es decir la rendición precipitada, obviamente con la finalidad de no interferir con la política internacional implementada en ese entonces por el Vaticano en estrecha colaboración con el ‘mundo libre’.

Nosotros siempre hemos señalado que comunismo y capitalismo eran y son dos caras de una misma moneda y que, tal como se vive en carne propia en nuestros días, no se puede derrotar a uno sin hacerlo simultáneamente con el otro. Que por lo tanto las dos guerras contra la subversión marxista y el ‘mundo libre’ eran solidarias. Por lo cual el catolicismo raigal que sostenemos como contraste ante los valores protestantes inculcados por Inglaterra en nuestra cultura debe reputarse sin más como una categoría totalmente ajena a la política vaticana y a su güelfismo oportunista. De allí nuestro gibelinismo y la necesidad de estructurar un nuevo nacionalismo sobre tales bases.

Sólo bajo tal perspectiva es que será factible una nueva guerra de Malvinas con posibilidades reales de éxito.

CENTRO EVOLIANO DE AMÉRICA en ARGENTINA

Marcos Ghio - Julián Ramírez
Presidente - Secretario General

Relatos de Guerra por Carlos Robacio

Robacio fue el típico argentino que, en silencio, hizo, tal como hacen y seguirán haciendo la mayoría de sus ciudadanos, aquellas tareas devaluadas en una sociedad con los valores subvertidos, donde los ignotos trabajan, estudian mientras los delincuentes sobresalen impunes y hasta reconocidos como los ‘piolas’ de una película equivocada.
El contraalmirante relató sus días en Malvinas de la siguiente forma:

“Tenía a mi mando 700 hombres del batallón, y alrededor de 200 efectivos del Ejército, con los que luchamos en el momento más crítico y más feroz del ataque británico; pese a ello, se registró un grado increíblemente ínfimo de bajas: 30 muertos y 105 heridos. Como contrapartida, les provocamos al enemigo el más alto número de muertos: aunque no lo reconocen oficialmente, en la zona donde peleó el BIM 5 los británicos perdieron 359 hombres. ¿De dónde saco esa cifra? Ellos mismos me la dijeron.

De los 74 días que pasamos en Malvinas, 44 recibimos fuego permanente sin poder responder. Sólo los 4 ó 5 últimos días fueron de real combate para nosotros. Recuerdo un momento del último día, el 14 de junio, a las 10 y media de la mañana. Era un momento muy crítico. Nos estábamos replegando sobre Sapper Hill, desde Tumbledown y Williams. Veo que el segundo comandante, Daniel Ponce, capitán de fragata, cae, agotado, rendido. El fue un segundo comandante perfecto, un ejemplo. Cuando cae, dos conscriptos van a auxiliarlo. No estaba herido. Estaba agotado, no podía más. Ponce ordena a los conscriptos que lo dejen. Ellos le dicen: "Si hay que morir, morimos los tres". Lo ayudaron, lo levantaron, lo llevaron y los tres salieron con vida. A esto yo le llamo cohesión.

Todos sabían lo que estaban haciendo. Me conmovió la entrega del subteniente Silva, del Ejército, que se incorporó a mi unidad cuando se replegó el Regimiento 4. Silva era un valiente. Vino y me dijo que lo destinara en el lugar donde se iba a luchar más duramente. Fue a Tumbledown. Murió con sus 4 soldados, peleando con la mayor bravura. Allí estaban los escoceses (muy buenos, como los paracaidistas ingleses) y los famosos gurkhas, que eran pura propaganda. Caían como moscas. También recuerdo a un conscripto que desobedeció mis órdenes. En un momento del combate en que los británicos eran rechazados, él corrió detrás de ellos, baleándolos sin parar. Yo le ordené que se detuviera. Pero él siguió. El fuego enemigo lo alcanzó y cayó muerto. Yo mismo lo enterré, estaba a 500 metros delante de las posiciones en que debía estar y rodeado de enemigos muertos. Actos de arrojo así hubo a montones, aunque no por desobedecer mis órdenes.

Yo no soy ni bravo, ni valiente, ni nada por el estilo. Soy un hombre común. Tengo miedo cuando cruzo la calle. Pero en Malvinas no pude tener miedo. No pude tenerlo porque creo que Dios no me dejó tenerlo, y la preocupación por mis hombres, su entrega, obviamente no me podían permitir el privilegio de tener miedo.

Sí sentí amargura. Ha sido la más grande amargura de mi vida, en dos momentos críticos: uno, cuando tuve que ordenar el inicio del repliegue hacia Sapper Hill; y el segundo, terrible, cuando entró mi batallón, desfilando, armas al hombro, entero, a Puerto Argentino. Eso significaba la rendición. Ahí aflojé. Más de uno me habrá visto llorar.

A las 3 de la madrugada del 14 de junio hicimos uno de los contraataques más intensos contra el enemigo, en Tumbledown, junto con la compañía de Ejército del mayor Jaimet. Ellos son los que chocaron con los famosos gurkhas.

Los nuestros eran más o menos 150 hombres. Ellos eran entre 800 y 1.000. Allí concentré fuego de la artillería del Ejército (de los grupos 3 y 4, que me apoyaron indiscriminadamente, con el coronel Balza y el coronel Quevedo). Según me contó luego el general inglés Wilson, de la Quinta Brigada -con quien conversé cuando estuve prisionero- allí sólo quedó un tercio en pie. Los barrimos. Aunque ahora lo nieguen, fue así.

Todo un regimiento de ellos chocaba contra 60 u 80 hombres míos, y los bajamos sin asco, y los paramos. Una de las preguntas que me hicieron fue por qué no había contraatacado, si les habíamos quebrado el ataque. Yo tenía a la compañía Mar lista para el contraataque. Pero la realidad es que, cuando podíamos hacerlo, ya no teníamos munición. Por otra parte, había llegado la orden de repliegue. Sobre nuestras posiciones caían mil proyectiles de obuses por hora, además del bombardeo naval, más los aviones y los helicópteros. Era tremendo. Así y todo, podíamos haber contraatacado, de haber tenido un poco de munición. Pero no hubiera cambiado el curso de la batalla. La suerte estaba echada.

Claro: los ingleses no sabían mi situación real. Esperaban el contraataque nuestro. Rezaban, me dijeron, para que no contraatacáramos. Pero. ¿Con qué?... Cuando les conté que nosotros éramos un batallón, no lo podían creer. También recuerdo que, en el momento de decidir el contraataque, llamé a los oficiales de mi Estado Mayor y les conté mi plan. Tomé la carta e hice un esbozo de las órdenes. Ellos se miraron entre sí. No decían nada. Cumplieron.

Pero después del 14 de junio, a mí me había quedado una duda: ¿por qué se miraron entre ellos? Un día se los pregunté. Me dijeron que pensaban que yo estaba loco. Entonces, una vez que pasaron las cosas y terminó, yo seguí preguntando: ¿Y ustedes qué hubieran hecho, aún así? ‘Hubiéramos cumplido la orden. Punto’."Eso era el BIM 5. Eso es lo que vale. La confianza. Pero quisiera destacar que en Malvinas cada uno luchó con lo que pudo, y con lo que tuvo. Por cada uno de nosotros caían seis o siete de ellos. Ahora ya saben que no les tenemos miedo,
no somos indios y que sus soldados no van a venir de pic-nic."

NUESTRA LUCHA